Un viaje de amor
- The Conniest
- 27 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 may 2020

En mi escuela de enfermería, nos enseñaron acerca del modelo de las necesidades humanas basado en Abraham Maslow, quien inspiró a la creadora del modelo del que estudiamos, una enfermera chilena oriunda de Valdivia, llamada Inés Astorquiza, ella definió las necesidades biológicas, sociales y psicológicas de una persona y les atribuyó un estado de satisfacción o insatisfacción relacionado con su estado de salud. Al llegar a las necesidades psicológicas, como siempre, me llamó la atención una: Egoísmo sano, me parecía contradictorio y poco lógico, como el egoísmo podría llegar a ser sano, en ningún caso! En esa época, había estigmatizado esa palabra, y lo relacionaba a la mezquindad. Lo veía así y por mucho tiempo me quedó dando vueltas. El concepto claramente no es nuevo, y si ya alguien lo teorizó, en realidad había un porqué que yo quería descubrir. Con el paso del tiempo, de mucho tiempo, comencé a identificar otros conceptos ligados a lo que esa teoría de enfermería englobaba, como la Autoestima.
Si bien son dos conceptos ya más frecuentes en psicología popular, quien comienza un recorrido profundo y escabroso de autoconocimiento, tarde o temprano llega a plantearse, su grado de Amor Propio. Y cuando logramos quitarle la connotación negativa, nos damos cuenta que el amor propio lo es todo, está ligado al trato personal que cada quien se da y está presente siempre, en decisiones, amistades, parejas, hábitos, trabajos, todo a la larga suma y repercute en la relación que tenemos con nosotros mismos, como nos hablamos, nos tratamos, nos alimentamos, con quien nos relacionamos, las veces que nos postergamos, cuando nos excusamos y boicotiamos, cuando perdemos el poder interior que habita en nosotros, cuando nos sentimos incapaces, insuficientes, cuando crecen inseguridades, ansiedades, angustias, pensamientos rumiantes que alejan la felicidad y los colores de nuestros anhelos, y pasan los años, sin comprender bien, si es así la vida, entonces habrá que continuar con resignación, o bien si será momento de empoderarnos. Conozco a muchas personas que viven en modo automático, sin plantearse la posibilidad de quebrar pensamientos arraigados y dañinos relacionados con ellas mismas, y que por no romper lazos, es decir, "hacer sentir mal al otro" terminan viviendo una vida, donde se hacen más transparentes, pierden su lugar en el mundo por darlo.
Una vez que logramos darnos cuenta del valor que tenemos, de lo importante y valioso que somos, de que merecemos todo el amor del universo (aunque sea finito según Stephen Hawking), de que somos LOS protagonistas de nuestra vida, y que solo nosotros podemos hacer realidad lo que soñamos (aunque suene pintoresco), nos estamos haciendo cargo de tomar las rindas de nuestra propia vida, y llámense decisiones necesarias éstas tarde o temprano terminarán afectando nuestra salud mental y emocional, y si bien, hay veces que los cambios son difíciles y dolorosos, el alivio del alma nos conectará con la paz interior, que inconscientemente buscábamos.
Aprendemos a establecer límites desde la compasión primero hacia nosotros mismos y luego hacia el mundo, ya que sabemos que en algunas ocasiones, buscando reciprocidad, hay conductas que nacen desde temores lejanos y que se repiten sin malas intenciones, hasta que se hace visible, y de ahí viene la fuerza que genera cambios radicales, por que aprendemos a ponernos en primer lugar.
El viaje de autoconocimiento no es lineal ni exponencial, no hay ganancias ni pérdidas, no es comparable con ninguna otra experiencia humana y no garantiza éxitos. Confiamos en el proceso, de que cada cosa llega en el tiempo preciso para ver la luz y que estamos viviendo en aprendizaje, comprendemos que cada experiencia que nos toca no responde un porqué? sino un para qué?
Ámate tanto como puedas, verás que cada inversión de tiempo y dinero no te volverá alguien egoísta, sino una persona que se respeta.
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