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Romper cadenas





Aquietar la mente, silenciar los ruidos internos, dejar de buscar respuestas, detener el dominio del control, sobrevivir. Respirar, sentir el momento, apagar el impulso del quehacer.


Volvernos humanos, seres sintientes, sensibles, humanos, compasivos, empáticos, respetuosos, amorosos.


Visualizo la molécula del amor en colores holográficos, donde cada uno de nosotros, desde su vereda, aporta con un granito de su amor.


Cada día el espejo puede ser el arma más cruel para varios, y me apunto. Muchas veces no gusto de lo que veo, me rechazo, me comparo, me deprimo, intento "arreglar" eso que opino que es defectuoso, y no hago más que abrirme a cuestionamientos respecto a lo que espero de mi, de un ideal. Basta de resistir la diferencia! Es momento de abrazar y aceptar lo que somos.


Estamos vestidos de un cuerpo que nos acompaña desde que nacemos, éste no sabía si encajaba o no en la infancia, sólo pudo percibirlo cuando le empezamos a decir que algo de él no andaba bien, o que había que arreglarlo, mutilarlo. En qué momento de nuestra vida, atacamos lo único que nos servía para movernos, bailar, sentirnos vivos, y eróticos? Alguna vez escuché que el cuerpo es el templo donde habita el alma, que había que cuidarlo, conocerlo y nutrirlo, incluso embellecerlo con accesorios como piercings o tatuajes, porque es único y perfecto como es.


La opinión, en nombre del amor no existe, y eso aplica a padres que opinan sobre el cuerpo de un hija/o o de una pareja. No debe tener cabida. Juzgar la imagen, la forma de ser, el intelecto, lo poco femenina o lo gorda, la intensidad de la risa, no es sano, no forma parte de una relación sana con uno mismo, ni menos con un otro.


Existen experimentos donde una persona compara el crecimiento de dos plantas, a una le hablan desde el amor, le recuerdan lo hermosa y fuerte que es, y sus células crecen luminosas y llenas de vida, mientras que a la otra, le hablan en un lenguaje feo, ella se deprime y se termina secando. Así mismo somos los humanos, no hay mayor diferencia, somos células que en amor crecemos, brillamos, somos luminosos, poderosos, abundantes y felices.


Amar cada parte, cada característica de uno mismo, es un trabajo de por vida, hasta antes del coronavirus y todavía hoy, confinados en nuestras casas, vivimos en una sociedad que bombardea frecuentemente con estereotipos que dejan fuera a muchas personas, personas que si. arte ni parte, no encajan, al criticarlas o apuntar el defecto, no sabemos como se sienten. No tenemos ese derecho!


Deprimirse por causas genéticas no tiene mucho sentido, es un regalo de autenticidad, tal como la huella digital, ¿Alguien podría decir que tiene una huella es más linda o mejor que otra? no creo. Intentar mejorarla, tampoco. Soy tal soy, y me acepto con compasión, paciencia, ternura y humor, donde la opinión sobre el cuerpo no existe.


Resignificar lo hermoso, es un largo camino de autoconocimiento y aceptación, lo que proyectamos es actitudinal, como nos ven es como nos sentimos, si nos sentimos confiados, seguros de nosotros, tiene más peso que nuestras medidas, nuestro peso y nuestros colores.


Saberlo, es una tremenda herramienta para enfrentarnos al mundo, la esencia es el estereotipo de belleza, y que nadie diga lo contrario. Acalla las voces internas y externas que se centran en criticar ese detalle que a los ojos de los demás no es hermoso. Un atardecer es hermoso, no? ¿Cuales son tus parámetros de belleza?, ¿Es estético o es salud?  





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