Reconecta con tu Energía
- The Conniest
- 26 jun 2020
- 5 Min. de lectura

El universo está regido por dos fuerzas en constante atracción. El Taoísmo habla del Yin y el Yang. El Hinduismo, de Shiva y Shakti. La física habla de que hay un polo positivo y uno negativo. En la naturaleza siempre hay una fuerza que emite y una que recibe. El Tantra habla de una energía femenina y una energía masculina.
La sociedad, la educación o la cultura en la que vivimos establece un rol por defecto que se identifica con lo masculino y limita nuestra capacidad para expresar libremente nuestras necesidades y nuestra verdadera identidad. Como en el yin y el yang todos tenemos una mezcla energética, todos los seres somos una mezcla de ambas fuerzas. Cada personas, hombre o mujer, está compuesto por las dos energías: Femenina y Masculina.
Tenemos la capacidad intrínseca de conectar con una gran variedad de energías y de desarrollar las dos partes, dependiendo del día, del entorno y la situación; por ejemplo, si estás en el trabajo, mandando, organizando todo para conseguir objetivos, estás en tu masculino, tienes un rol activo, tu cuerpo rígido, vertical, fuerte. Ahora, imagínate bailando, moviendo tu cuerpo, contorneándote al ritmo de la música, ahí estas en lo femenino, un rol más relajada o pasivo, tu cuerpo fluye y se deja llevar por la música.
Hablar de la energía femenina no es hablar de la mujer, de la sensualidad, de la diosa, ni de la sexualidad, sino de la energía esencialmente cálida, cariñosa y amorosa que proviene del corazón y que posee la el ser humano desde sus inicios. Es cierto que se ha manifestado fundamentalmente en la mujer, dado que está relacionada con la receptividad, con la vida, con la afectividad y con la sensibilidad, pero no excluye ni margina al hombre de poder experimentarla. A lo largo de la historia de la humanidad, la naturaleza femenina se ha alejado de la mujer y del hombre, las mujeres la han perdido priorizando la energía masculina, y los hombres no se han sentido capaces de incorporarla.
Gran parte de la pérdida de la energía femenina en las mujeres ha sido producida por el patriarcado, y la historia de sumisión, marginación y maltrato. Muchas mujeres con la energía femenina herida, la han transformado a una energía controladora, calculadora, dominadora, autosuficiente, distante, fría y exigente. A su vez, puede ser notorio cierto grado de sufrimiento interno, una incomodidad, una auto-limitación y apatía, que agota.
En muchos talleres, se aborda la energía femenina desde la sensualidad o sexualidad; sin embargo, la energía femenina tiene como epicentro el corazón, no el sexo, por lo que queda corto el alcance que se intenta abordar. El poder del amor, es netamente intuitivo, instintivo y espiritual a la vez, ha sido sustituido por el manejo y control de la mente, que anula la esencia femenina. El auténtico poder de una mujer está en su capacidad de dar amor. Cuando esto sucede, las parejas, las familias y las sociedades se nutren de la energía más preciosa y enriquecedora que podamos experimentar los humanos.
Características de la Energía Femenina
La energía femenina es creativa, receptiva, suave, envolvente, sensorial, cálida. Pensemos en el útero, esa vasija creadora de proyectos, emprendimientos, hijos, arte, escritos, música y tanto más. La energía femenina es el respeto por nuestro placer, la búsqueda de lo que nos motiva y hace bien, la autogestión de nuestra vocación, el sentirnos cómodas en la abundancia y en la recepción, sin por eso ser pasiva o inactiva. Salir a buscar lo que deseamos, pidiendo ayuda, disfrutando el proceso, sin competir, hermanadas, aprendiendo unas de otras, en sororidad, cada una aportando su granito de arena para empoderarnos cada día más.
Emociones: la energía femenina está en mayor contacto con las emociones, ese día que te levantas más triste o alegre de lo normal es porque estás más en contacto con tu femenino. Ser capaz de sentir hace que el mundo sea más interesante y no vivir como un zombie carente de emociones.
Amor: el objetivo principal de la energía femenina es recibir y entregar amor. La reconocerás en ti cuando tienes ganas de tener pareja o de formar una familia.
Fluir: la energía femenina fluye constantemente, se deja llevar, cambia a cada momento. Esta característica te puede ayudar mucho a adaptarte al mundo que te rodea y a ser más espontáneo.
Compartir: una de las mayores satisfacciones para la energía femenina es la posibilidad de compartir lo que está ocurriendo es su vida. Ese día que no puedes esperar a contarle lo que te ha pasado a algún amigo o amiga estás conectando con tu energía femenina.
Llenarse: cuando la energía femenina siente la carencia, busca llenarse. Puede ser yendo de compras para completar el armario o comiendo todo el chocolate de la nevera o el helado que pueda encontrar.
La mujer femenina es cíclica como la tierra y se transforma con el movimiento interno. Esta condición cíclica hace que seamos un ser receptivo que renace con la escucha del cuerpo y la emoción. Este sentir emocional y corporal nos da la sabiduría del corazón siendo el conductor de la mente y no a la inversa. Habitar nuestro cuerpo desde una nueva consciencia femenina es Maternarnos de nuevo, maternar significa hacernos adultas responsables de nuestras emociones y ofrecernos todo aquello que nos faltó, dejando de reclamar en nuestro entorno , pudiendo sanar nuestras heridas enraizarnos con la madre tierra siendo la que nos sostiene y nos nutre. Para sanar las heridas y memorias acumuladas fruto del rechazo de la feminidad es importante hacer consciente cuáles son las creencias adquiridas a lo largo de la historia como mujeres. Ser consciente de los grandes dones olvidados como mujer, la sensibilidad, la receptividad, la capacidad de escucha, la sabiduría interna, conectar con la creatividad . Conectar con la energía femenina permite relajar los órganos de la tensión emocional acumulada gracias a la liberación de las emociones negativas. Este malestar se produce porque todas las emociones que no hemos procesado o digerido desde la incapacidad emocional que cada una carga desde la infancia quedan acumuladas creando tensiones, bloqueos y desórdenes corporales. La consciencia y conexión con la energía femenina desintoxica el cuerpo, elimina toxinas, estimula el sistema linfático y sanguíneo. Estos cambios internos favorecen el sistema inmunitario. Trabajar la propia energía es un profundo acto de autoconocimiento. Empezar a escuchar y decodificar lo que el cuerpo y la energía nos transmiten es una práctica diaria. La energía es fluctuante, cambiante, y no siempre el nivel de la misma es igual. Hay días más energéticos y activos y días más pasivos y con menos disponibilidad energética. Exigirnos todos los días trae complicaciones a la larga, ya que la fatiga crónica termina apareciendo como consecuencia. Hay días en donde la necesidad energética nos lleva hacia el adentro, y hay días en donde lo vincular y externo está más presente. Respetar esos tiempos, escuchar lo que el cuerpo nos dice, sin tapar, sin sobre-exigir, es parte de un trabajo de amor propio y de soberanía sobre nuestra propia salud y bienestar, un gran acto de amor hacia uno mismo. Estos procesos les permite dejar de vivir en la mecánica de la supervivencia (trabajo, familia, relaciones de pareja insanas) para ser cocreadoras de su propia realidad con mucha más libertad y felicidad.
Desde la astrología, se trabaja con arquetipos femeninos, presentes en todos los seres humanos, y los más fuertes son el arquetipo de la Luna, satélite de la Tierra, y el arquetipo de Venus, planeta personal ubicado en segundo en orden de distancia desde el Sol. La Luna trabaja nuestro mundo emocional y nos conecta con la energía nutricia, fértil, con la capacidad de maternizar y afectivizar, con la necesidad de pertenecer, y con el arquetipo de Madre, dadora, cuidadora y sensible. El arquetipo de Venus nos conecta con la mujer sensual, con la Diosa Afrodita que habita en cada una, con los placeres, con la atracción, con el deleite y el disfrute de recibir.
Comments