Nuevos Aires, Buenos Aires
- The Conniest
- 8 sept 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 sept 2020

La naturaleza del ser humano es rendirse a la fuerza del movimiento
Cuando me propuse escribir, me di cuenta que era una idea que habitaba en mí hacía muchísimo tiempo, pero que publicar el contenido y dejar al descubierto mis ideas y pensamientos íntimos me delegaba a un espacio vulnerable y desconocido, del cual no me interesaba adentrarme, ni por curiosidad. Entonces, hice el ejercicio de escribir para mí por años, me hice fan de agendas, libretas y lápices, luego llegó la modernidad y con esto el uso del notebook, donde ya había desarrollado con las conversaciones del Messenger (que vintage!) la habilidad de escribir más rápido con el teclado, que fue de gran utilidad cuando había que entregar a tiempo los eternos proyectos de la vida universitaria; poco a poco, se fue instaurando esta forma de expresarme y, why not? y me atreví a escribir, editar, publicar y dar vida a este blog, que no es más que un espacio virtual, en donde podemos dar rienda suelta a lo que nos interese comunicar, un espacio seguro porque puede ser desde el anonimato. Ya les había contado un poco, como surgió el comienzo, plasmar por escrito mis anécdotas, de hecho, la sugerencia fue de una amiga la que me instó a contar sobre mis viajes y experiencias divertidas; sin embargo, al poco andar, comencé a sentir la necesidad de redactar otro tipo de contenido, uno más cercano a mi esencia. Desde ese lugar, nacen los cambios. No sé bien si se planifican en demasía, o bien nacen de un día para otro, pero en mi caso personal, debo decir que desde la cotidianidad muchas veces emerge una creación, en este caso es se llama Comunidad El Jardín.
En pandemia, la perspectiva de la realidad la he sentido bien trastocada, precisamente por la ausencia de rutina, nunca en mi vida había parado tanto tiempo sin parar (valga la redundancia). Egresé del colegio, ingresé a la carrera de Enfermería. Terminé de estudiar, me tomé un fin de semana de descanso (siendo literal fue un sábado y domingo de febrero del año 2009) con amigas y viajamos a Valparaíso. Para entonces he trabajado 12 años seguidos (sin contar las licencias que me he tenido que tomar por diversas caídas en bicicleta, fracturas del codo por 2 y crisis de Escleritis) y las vacaciones, que religiosamente me tomé y elegí viajar y recorrer afanosamente, pero así como descansar, descansar no fueron.
Entonces, estos últimos 5 meses me he tenido que obligada e intensamente reinventar de muchos modos, algunos insospechados: me vi pintando dormitorios, muebles, lavando auto, preparando y haciendo clases online, participando en carreras de bicicleta vía streaming, creando un blog. De mil maneras, siempre me sentí responsable de crear mi propia realidad, rescatándome mil veces y más importante que eso, haciéndome cargo de mi existencia (para los que desconocen, me encuentro sin trabajo formal desde marzo), y suelo ser muy dependiente de mis redes de apoyo. Dentro de todo este cúmulo de planteamientos, qué va a pasar conmigo? qué nace a partir de una crisis mundial y personal? La respuesta es muy individual, en mi caso he sentido el acompañamiento de mi terapeuta, de amigxs y de mi familia, pero nada se hace más latente que experimentar la soledad, como último y detestable muchas veces recurso de la realidad.
En mi experiencia, el no hacer (en términos de ocio, pérdida de tiempo, etc) es área fértil hacia un espacio creativo, algo nuevo. No sé bien, que quise decir con el título, para quienes se pregunten si me voy a Buenos Aires, no, no me voy a ningún lado por ahora, pero sentí que algo bueno hay en lo nuevo, en el cambio, en el atreverse y en el empezar. En septiembre, después de muchos titubeos, sentí la energía necesaria para impulsar un proyecto propio, el cual es pequeño aún, emergente, pero al que le estoy poniendo muchísimo amor. Bueno, ya conversando con mi terapeuta acerca de mis ganas y potencial de acompañar el proceso terapéutico de otrxs, un día (creo que fue el sábado pasado), moví ciertos muebles en mi departamento, y cree un espacio físico de meditación y yoga, lo decoré con mis artilugios, cuencos, inciensos y cosas, y di vida a un lugar sagrado, de encuentro conmigo misma. Moví energías físicas en términos de muebles y cosas, pero lo más importante, fue mover energías dentro de mí.
Hoy puedo decir, con algo de nervio pero no con miedo, que estaré disponible para atender consultas online a personas interesadas en mover sus energías hacia un bienestar físico y emocional. Estos nuevos aires de septiembre algo tienen que ver, en el hemisferio sur se da comienzo a una estación amada y odiada por algunos (los alérgicos principalmente), tengo la intuición y así también es mi deseo, que son como unos buenos aires, aires de cambio, de revitalidad, así que los invito a cada unx de uds. a reflexionar desde la autocompasión, acerca de cómo están viviendo este momento del año. Sin pecar de un falso optimismo, me atrevo a decir, que creo firmemente en que algo nuevo hemos atesorado, sólo depende de ti descubrirlo.
Con cariño, C.
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