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Abrir los Ojos


Estos días ando mas intensa que de costumbre. Estoy muy emocional, pasando por muchas emociones, llorando en el trabajo, si, bien patethic.

Ando con rabia pero de pena, acumulada. Estoy enojada con mi mamá, siento que el discurso que me dio ayer, me molesta porque lo siento cómodo, es: tu haz las cosas mejor que yo, yo me quedé como persona, y ahí se queda hasta encontrar la muerte. Hoy tuve un flashback, estuve en el baño encerrada llorando en silencio, solo como yo lo se hacer, para que nadie me pillara. Y el segundo flashback fue, la sensación de niña haberme dado cuenta que el amor de mi mamá me lo quitó mi hermano menor, y creo que ese enojo, lo tengo desde ese entonces, solo que escondido, como solo yo puedo hacerlo. Esa es mi rabia, porque siento que como hija fui la más leal, en todo momento, me mamé todas sus mierdas, sus crisis, y al final de cuentas lo unico que quería era que me quisiera, y no se por cuanto tiempo me engañé, creo que el hecho de que me mantuviera como testigo era una forma de manipularme, como sumisa, y eso me hacia tener culpa y a la vez sentía que nos unía, pero ahora que ya estoy más grande, siento a veces tanto enojo con ella,no es resentimiento, es molestia, porque siento que gran parte de mi infelicidad fue anhelar que me quisiera, y hoy es tan evidente como hace la diferencia con el seba, no tengo nada en contra de el, si es mi mama, que es demasiado penca al hacer la diferencia, y me duele tanto porque no entiendo que hice para que no me quisiera. creo que esa es la pena que tengo, nunca logro que un hombre me quiera, porque siempre siento que soy insuficiente, igual que con ella. ayer me decia sobre las mamas que se arrepienten de haber sido madres, yo se que ella se arrepiente, que hubiese querido haber tenido una vida distinta, no haber tenido que depender de un hombre para ser feliz, pero fue cobarde y opto por el camino comun y corriente. ayer hablabamos de la carmen, persona que también me representa a mi mama, mi mama la interpretaba, decia que me envidiaba porque ella hubiese querido tener mi independencia. creo que hablaba por ella.

Me hubiese gustado haber terminado mi terapia con la Rosita, si no fuera porque subió tanto de precio, quiza haber conversado estas cosas. Creo que mi vida entera he intentado que mi mama me vea, y me quiera, creo que nunca lo lograré. Hoy veo el wsp y es tan notoria la diferencia, le escribí en mofa como es de notoria la diferencia que hace, y mando monos. Quizá son actos inconscientes. Ayer me decía, yo noto que tu tienes un resentimiento en contra mío. Decía que ella sabía que con el Andy había hecho las cosas mal, pero que con nosotros no. Yo le dije que no tenía nada que decir con los cuidados, pero que eso no era lo único. La verdad es que preferí escucharla en silencio, y recordar sus palabras, se que a la larga, es lo más probable que ella se vaya primero, y no quiero vivir con la culpa. Pero sinceramente, no puedo entender porque ella ha sido asi conmigo. Toda la vida he sentido su desprecio. Quizá debería hacer lo que hizo la Lily con su papá, eso de matarlo en vida, no se, no se me ha ocurrido realmente, pero necesito estar alejada de ella, porque cada vez que estoy cerca de ella, no me energiza, sino todo lo contrario, termino mal.

Nota: Hablamos de amor y no de si te han dado de comer bien o te han llevado al mejor colegio. No se trata de las cosas que te han dado, sino del amor incondicional que has recibido por venir al mundo y existir. Desde que nacemos necesitamos recibir amor para poder sobrevivir. Si no hay amor nutritivo disponible en nuestra madre, nos enganchamos a cualquier sucedáneo que haya disponible, haciendo todo lo posible para recibir aunque sean migajas. Cuando el amor es condicional se produce una herida profunda y se ponen en marcha los mecanismos de supervivencia y adaptación que tenemos desde bebés para que nos amen.


También hemos podido ser niños atendidos sólo cuando estábamos guapos, limpios, nos portábamos como ellas querían y hacíamos las cosas bien. Cuando cumplíamos con todas las normas que nos imponían éramos exhibidos como un éxito de nuestras madres. Esta herida nos lleva a ser adultos pendientes de la mirada externa, de lo que los demás necesitan de nosotros y del qué hay que hacer para recibir aprobación. Perseguiremos la perfección y el éxito, odiándonos en nuestros errores y fracasos para tapar el agujero que nos dejó una madre que no nos dio amor gratis nunca.


Nuestra herida va a ser diferente según en qué momento nuestra madre dejó de sentir amor incondicional por nosotros. El daño es mayor cuando aquella madre que nos trajo al mundo no pudo nunca o casi nunca querernos. En ese caso dependemos de cuánta función materna había disponible en nuestro entorno. Conozco a muchos adultos salvados por una abuela, una tía o una hermana (casi siempre son mujeres, sí), que ejercieron en su infancia una función madre poderosa que anestesió al niño ante el dolor del desamor, aliviando la herida de una madre que no les quería. Algo parecido a lo que sucede conlos niños huérfanos que son adoptados y crecen en familias amorosas. En todos estos casos, la cantidad de amor incondicional marca la diferencia entre alguien con agujeros en su personalidady cuyamáquina de querersehaquedado dañada,yalguien con una máquina de amor engrasada y funcional para ella misma y para los demás.


Nota 2: Nuestra herida va a ser diferente según en qué momento nuestra madre dejó de sentir amor incondicional por nosotros. El daño es mayor cuando aquella madre que nos trajo al mundo no pudo nunca o casi nunca querernos. En ese caso dependemos de cuánta función materna había disponible en nuestro entorno. Conozco a muchos adultos salvados por una abuela, una tía o una hermana (casi siempre son mujeres, sí), que ejercieron en su infancia una función madre poderosa que anestesió al niño ante el dolor del desamor, aliviando la herida de una madre que no les quería. Algo parecido a lo que sucede conlos niños huérfanos que son adoptados y crecen en familias amorosas. En todos estos casos, la cantidad de amor incondicional marca la diferencia entre alguien con agujeros en su personalidady cuyamáquina de querersehaquedado dañada,yalguien con una máquina de amor engrasada y funcional para ella misma y para los demás.


Nota 3: Para poder dejar atrás el dolor de pensar que tu madre no te quiere, debemos asumir que existen ese tipo de comportamientos en ciertas figuras familiares. Negarlo solamente bloquea nuestras emociones y resulta algo contraproducente a largo plazo. Una vez hayamos aceptado que nuestra madre no nos quiere como desearíamos, podremos desarrollar nuestras propias fortalezas y seremos capaces, con el tiempo, de salir adelante.

Qué hacer si mi madre no me quiere

Una vez nos hemos dado cuenta de que nuestra madre no nos quiere, es el momento de actuar en consecuencia. Resulta sencillo decirlo pero entendemos que es un proceso complicado. Para dicho proceso de superación se necesita mucha fuerza de voluntad y pensamientos que alimenten nuestra autoestima constantemente. Debemos ser fuertes ante la adversidad y aceptar que en el camino de la vida, nuestra madre no nos va a acompañar, al menos del modo que desearíamos. A continuación, presentamos unos sencillos pasos basados en la terapia psicológica para saber qué hacer si sientes que tu madre no te quiere:

  1. Asumir el desapego: como hemos comentado en apartados anteriores, no aceptar la realidad bloquea por completo la gestión de este conflicto. Asumir que el lazo afectivo es prácticamente nulo es un paso que tendremos que hacer para sellar la herida.

  2. Evitar los conflictos: una vez seamos capaces de mantener una distancia cordial con nuestra madre, es posible que ella busque la misma dinámica de discusiones que teníais antes. En ese caso, tendremos que aprender a resolver un conflicto de forma asertiva.

  3. Hacer una vida independiente de ella: si seguimos viviendo en el mismo techo, tendremos que empezar a desarrollar espacios y momentos de individualidad donde nuestra madre no intervenga, formar una correcta independencia puede ayudar a subir nuestra autoestima y las capacidades de resiliencia. Si ya vivimos solos o solas, este paso es mucho más sencillo puesto que solo tenemos que evitar el contacto excesivo con ella.

  4. No culparla: la culpa es un sentimiento que solamente conlleva carga y con la carga no podemos hacer nada. Por ello, y aunque nos duela mucho, debemos intentar no juzgar sus sentimientos. No sabemos con exactitud por lo que ha pasado para que no sea capaz de desarrollar un vínculo de afecto hacia nosotros.

Vivir sintiendo que tu madre no te quiere no es una tarea sencilla, es por ello que recomendamos seguir este proceso de superación lentamente y sin prisas, siguiendo cada paso y cada consejo al ritmo que necesitemos. Puede pasar una larga temporada hasta que no seamos realmente capaces de salir adelante independientemente de la que debería ser nuestra figura materna. Sin embargo, no debemos frustrarnos ante este camino, todo llegará, incluso la estabilidad mental después de este bache.

"OJO"

Ser criado por una madre emocionalmente no disponible puede ser extremadamente problemático para el desarrollo de las habilidades sociales de un niño , debido a la falta de práctica que tienen para dar y recibir amor. Y aunque las madres emocionalmente ausentes aún pueden brindar apoyo práctico, a menudo dan la impresión de que no están completamente presentes.

Si bien su madre puede tener la capacidad de satisfacer sus necesidades físicas, no tiene la inteligencia emocional para cumplir tus emocionales. En este sentido, tu madre es de naturaleza narcisista. Su principal preocupación es satisfacer sus necesidades antes que las de cualquier otra persona, y aunque una madre emocionalmente ausente puede mostrar amor de forma intermitente, a menudo es porque servirá a su propia agenda.

NEGLIGENCIA EMOCIONAL

La mayoría de las madres son capaces de intuir las emociones de sus hijos y responder adecuadamente con el apoyo adecuado, ya sea una sonrisa tranquilizadora o una mirada de preocupación cuando su hijo expresa malestar. Las madres emocionalmente no disponibles no captan estas señales sutiles de atención y, si lo hacen, carecen de la empatía para comunicarse en este nivel. Con el tiempo, a medida que sus hijos maduran y se enfrentan a desafíos en los que necesitan tranquilidad, esto puede tener un impacto severo en su bienestar emocional. En la primera infancia, el problema no es tan evidente, ya que los bebés recién nacidos tienden a llorar hasta que satisfacen sus necesidades. Sin embargo, una vez que comienza el desarrollo cognitivo y la comunicación verbal se convierte en la norma a los cinco años en adelante, los patrones de negligencia emocional comienzan a echar raíces. Como un niño nota que a menudo no recibirá respuesta o una respuesta inconsistente cuando se relacione con su madre, aprende a guardar sus emociones para sí mismo. Si esto describe su propia educación, la esperanza es que haya tenido la suerte de tener un padre con el que podría relacionarse emocionalmente. Sin embargo, dada la forma en que se forman las relaciones entre dos personas, es probable que ambos padres compartan un nivel similar de inteligencia emocional. Dado que lo similar tiende a atraer lo similar, si tienes una madre que no está disponible emocionalmente, es probable que haya buscado inconscientemente las mismas cualidades en su pareja (tu padre).

SUPRIMIR LAS EMOCIONES

Si se ve obligado a reprimir sus emociones desde una edad temprana, debido a una madre emocionalmente inaccesible, a menudo puede conducir a la aparición de problemas de salud mental, como trastornos alimentarios y diversas adicciones. No es raro que estos comportamientos se desarrollen alrededor de los doce o trece años con el cambio de un mal hábito por otro a medida que avanza hacia la edad adulta. Uno de los caminos mejor documentados es la adopción de patrones de alimentación restringidos, que, con el tiempo, pueden llevar a convertirse en un adicto al trabajo en toda regla más adelante en la vida para distraerse de las emociones no deseadas. Incluso la experiencia del aburrimiento, que de otro modo podría considerarse inofensiva para la persona promedio, puede verse como algo que debe excluirse por completo. Uno de los otros grandes desafíos para quienes han reprimido sus emociones es el amor o la adicción al sexo.

ANSIEDAD

La ansiedad tiende a ser el resultado de una combinación de factores, incluida la falta de confianza, que en sí misma surge de las limitaciones que su madre pudo haberle impuesto en la niñez. Y no importa cuán hábil se vuelva para reprimir sus emociones.

RELACIONES MALAS

Además de los problemas internos, el mayor problema que surge de ser planteado por una madre emocionalmente no disponible es el efecto que tiene en las relaciones íntimas. Debido a que existe un anhelo tan intenso de sentir el amor que se les negó cuando eran niños, las personas que se crían en estas circunstancias a menudo buscan formar estos lazos lo más rápido posible. Sin embargo, estas asociaciones pueden estar plagadas de dificultades, ya que generalmente resultan en el emparejamiento de dos personas que no tienen la capacidad emocional para comunicarse de manera efectiva. Y así como la madre emocionalmente subdesarrollada buscará a alguien de carácter similar a ella, también su descendencia se encontrará haciendo lo mismo. El ciclo continuo de búsqueda de parejas románticas que, en última instancia, no pueden satisfacer sus necesidades, corre el riesgo de convertirse en un tema recurrente a menos que sean capaces de liberarse de su condicionamiento. Estas relaciones suelen ser asuntos turbulentos y de corta duración, que invariablemente hacen más daño que bien al bienestar emocional de cualquiera de las personas involucradas.

Por el contrario, además de buscar desesperadamente el amor, lo contrario también puede ser cierto. Habiendo sentido tal ausencia de amor toda tu vida, es posible que hayas llegado a aceptar la soledad. Tu pensamiento podría haberlo llevado a razonar que, dado que tu madre no quiere conocerte y no te ama ni te comprende, ¿quién más podría hacerlo? Esta sensación de incertidumbre puede conducir a una clara falta de confianza en los demás, especialmente cuando se trata de la formación de relaciones. Es posible que se le haya ocurrido muchas veces que si permite que las personas se acerquen demasiado, corre el riesgo de sufrir el rechazo al que fue sometido cuando era niño. Puede experimentar el miedo al abandono, que atribuye a una relación fallida en la edad adulta cuando en realidad.


Madres Emocionalmente No Disponibles.

Una madre distante es una madre emocionalmente ausente, es decir que no está completamente presente en la vida emocional del niño. Una madre distante puede ser una mujer que esté deprimida, que esté muy cansada o simplemente que no le nazca dar ese amor que toda madre tiene de manera incondicional hacia sus hijos. Seguramente estas madres tampoco supieron qué es tener una relación de padre o madre estrecha con los hijos.

Lo más probable es que estas madres no sepan la importancia que tiene el ser emocionalmente cálida con los hijos para su desarrollo. Una madre tiene un papel clave en el desarrollo de un niño o una niña, es la maestra, la que proporciona orientación, es la que moldea la conducta de sus pequeños, la que es capaz de regular las emociones y estados internos, la que trabaja como espejo ayudando a que los niños sean capaces de entenderse y verse a sí mismos, una madre ayuda a que un niño aprenda a reflexionar sobre sí mismo.

Consecuencias de vivir con una madre distante

Falta de confianza

Un niño o niña que crece con una madre distante no sabrá que puede ser digno/a de ser amado o de tener atención. Crecen con la sensación de ser ignorados o criticados a cada paso que dan.

Falta de seguridad

Igual que ocurre con la falta de confianza también existe una gran falta de seguridad, piensan que las relaciones con los demás no son fiables y que no puede confiar en el resto de las personas. Además, cuando tienen relaciones con otras personas no tienen una buena capacidad para establecer límites.


Mira esto!!

Las formas de sanar estas heridas tan profundas

Criarse con una madre emocionalmente distante puede crear grandes heridas emocionales en la vida de las personas, pero lo importante es recordar que pueden ser curadas. Muchas personas acuden a terapia a trabajar esta carencia afectiva y encontrar bienestar emocional. En cambio otras personas encuentran en parejas, amigos o parientes políticos a través de la dependencia emocional, que éstas personas le satisfacen sus necesidades emocionales. Esto sin embargo, tiene consecuencias negativas ya que ponen en poder de otros su propia felicidad. Si sientes que tienes heridas emocionales a causa de haber tenido una madre distante, entonces no dudes en buscar ayuda profesional adecuada para tratar tus sentimientos y que si tienes hijos, no tengan que vivir lo mismo que te ocurrió a ti.


Y hay más:

“Creo que literalmente añoraba amor y atención de niña. Mientras más se alejaba mi madre, más frenética me volvía. Me volví problemática porque sabía que así me prestaría atención, aunque significara recibir castigos. Suena raro, pero eso era lo que hacía. Ya que no podía obtener su amor, me conformaba con su enojo. Al menos en esos momentos estaba ahí."

Esta es la historia de Natalia, una que conté en mi libro, Hijas desintoxicadas, y su descripción de añoranza es bastante precisa; otras mujeres han descrito estar "hambrientas" por el amor de su madre y hacer lo que podían para lograr que estuvieran emocionalmente presentes. A veces, eso involucraba fingir enfermedades o estar enfermas:


“Era bastante joven cuando me di cuenta de que mi madre disfrutaba hacer de enfermera; la hacía sentir valiosa de una manera en la que supongo que la maternidad diaria no lo hacía. Algunos de mis momentos más felices de la infancia están vinculados con las ocasiones en que enfermé de bronquitis, creánlo o no. Pero cuando no estaba enferma, yo era otra casilla que mi mamá tenía que cruzar en su lista de tareas interminables sobre las que se quejaba constantemente. La mayor parte del tiempo me ignoraba."

Reconociendo a una madre emocionalmente distante

Los hijos de este tipo de madres son descuidados emocionalmente, aunque puede ser difícil para ellas reconocerlo debido a que las necesidades externas de sus hijos no solo sí se cumplen, sino que se cumplen con mucho cuidado: estas madres atienden sus vidas cuidadosamente, con hogares hermosamente conservados y niños muy bien vestidos. Mientras que tienen arbustos de rosas fabulosos y son activas en sus comunidades, no le prestan nada de atención a las necesidades emocionales de sus hijos, o, para el caso, a su parte emocional. Estas madres pueden formar lazos afectivos evitativos o simplemente puede que no les gusten las demandas de la maternidad; así es como Alexis percibía a su propia madre:


Añorar por el amor y atención de su madre es la marca de este tipo de hija y lidia con ella ya sea cortando sus propias emociones y necesidades emocionales tanto consciente como inconscientemente o siendo consumida por la añoranza. Aquellas que se ponen una armadura sufren de problemas de confianza, una incapacidad de mantener la conexión y problemas para identificar sentimientos; muestran un estilo de enlazamiento afectivo evitativo/desdeñoso o temeroso/evitativo. Aquellas que son consumidas por su añoranza no dejan de intentar obtener la atención de sus madres, a veces incluso buscan reemplazos poco saludables para llenar el vacío en sus corazones.


Econtrándole el sentido

Uno de los acertijos para las hijas de madres emocionalmente distantes es entender cómo su madre puede estar físicamente presente y emocionalmente ausente al mismo tiempo. Para las niñas pequeñas esto es emocionalmente confuso y, conforme van madurando, podría permanecer de la misma manera y crear un pozo de autocuestionamiento. Tal vez se pregunten si hay algo de malo en ellas, ¿es demasiado demandante o tiene demasiadas necesidades? ¿Está pidiendo demasiado? O podría preguntarse si solo lo está inventando.

Caminar hacia la curación

Como explico en mi libro, Hijas desintoxicadas, el descubrimiento es el primer paso que involucra reconocer cómo te trató tu madre y luego empezar a ver cómo te adaptaste ese trato. Los comportamientos que siempre consideraste como rasgos de nacimiento con frecuencia resultan ser producto de tus esfuerzos por lidiar con o sobrevivir al ambiente emocional de tu familia de origen. Dependiendo de si respondías a la ausencia emocional de tu madre intentando tomar la ciudadela (y teniendo un estilo de apego ansioso-preocupado) o decidiendo que no la necesitabas ni a ella ni a nadie (desarrollando un estilo de apego desdeñoso-evitativo), te resultará útil observar:

  • Cómo confiar en los demás es un problema en tu vida

  • El grado en el que añoras o desdeñas las conexiones cercanas

  • Si tiendes a autoaislarte y minimizar la importancia de las relaciones

  • Si siempre estás alerta y temerosa en una relación y tienes problemas con los límites saludables

  • El grado al que eres emocionalmente inteligente y puedes identificar y actuar con base en tus sentimientos

  • Si estás repitiendo el patrón al sentirte atraída hacia amigos y parejas románticas emocionalmente distantes


En un caso especial, llamamos síndrome de la madre ausente cuando la madre no se ha ausentado sino que está presente pero se encuentra incapaz de satisfacer las necesidades emocionales del hijo. A pesar de ello, su forma de crianza tampoco es correcta porque no es sensible con las necesidades del niño, sea porque no se da cuenta de estas o porque no sabe cómo hacer frente a las mismas

Esto no puede ser debido sólo a las madres sino que existen niños altamente sensibles – llamados “niños orquídea” – que son muy susceptibles frente al estilo educativo de la madre y, por tanto, son muy demandantes afectivamente, con lo cual se hace muy complicado satisfacer todas sus necesidades.

Debemos tener en cuenta que, a falta del pilar fundamental, el niño no tendrá de quién aprender emociones básicas, no podrá aprender a mostrar amor incondicional hacia otra persona y tendrá la autoestima baja porque podrá mostrarse amor a si mismo.


A partir de aquí, se sentirá rechazado, decepcionado, enfadado, sólo y será incapaz de formar un apego seguro puesto que esté se genera, primeramente, con la propia madre. A raíz de esta situación nos encontraremos con dos tipos principales de niños:


  • Aislado. Baja autoestima, autodesprecio, valoración negativa de sí mismo. Todo ello le llevará a la dependencia emocional de otras personas en quienes buscará la aprobación, el afecto y el reconocimiento. Sentimientos que debería haber encontrado en su más tierna infancia, de su propia madre, y de quien nunca lo obtuvo – con miedo al rechazo y al fracaso

¿Qué son los “niños orquídea”?

Los niños orquídea son niños hipersensibles que reaccionan de una forma exagerada ante determinados estímulos, como sonidos fuertes, cambios de alimentación o cambios del estado de ánimo de las personas de su entorno. Diversos investigadores de la Universidad de California afirmaron que son aquellos niños que se “marchitan” ante una infancia difícil pero, “florecen” ante una infancia feliz, semejando la orquídea quien se marchita ante un entorno negativo y florece en un entorno positivo para ella.


Esta es la teoría de la sensibilidad biológica al contexto, según la cual el carácter con el que nacen los niños ya determina cómo van a responder ante las diferentes situaciones. Según esta teoría, estos niños son especialmente vulnerables a situaciones de estrés y fue confirmada por un estudio de la Universidad de Utrecht. Estudiaron el estilo educativo de los padres y el desarrollo de sus hijos y se llegó a la conclusión de que educación y ambiente son determinantes muy importantes del comportamiento del hijo. Existen situaciones en que la madre está presente pero se halla incapaz de poder hacer frente a las peticiones emocionales de su hijo y para él es como si estuviera ausente.


A partir de aquí, seguir unas sencillas pautas:


  • Siempre disponible. No significa que debas estar a las órdenes de tu hijo en todo momento que desee, no. No queremos criar niños con el síndrome del niño tirano o síndrome del emperador – pero sí que debería saber que, si te necesita, él está antes que nada o que nadie, incluyendo tu trabajo. Los niños nos necesitan sentir como referentes, sentir que no les vamos a fallar.

  • Escúchale. Ya sé que le oyes, todos nos oímos pero pocos nos escuchamos, prestamos atención real a lo que dice la otra persona, aunque te pueda parecer una tontería o no sepas exactamente de qué te habla o estés muy estresada, tu hijo necesita toda tu atención

  • Comunícate. Los niños buscan comunicación y aprobación y lo hacen comunicándose.

  • Acaríciale. Es a través del contacto por dónde los niños aprenden y sienten. Si le acaricias, tu hijo te reconoce y le proporcionas “vitaminas” emocionales.

Ausencia emocional de la madre

Una madre puede estar deprimida, cansada o simplemente no le nace dar ese amor incondicional al hijo; o no sabe lo que es tener una relación estrecha madre e hijo porque tampoco la vivió con su propia madre.


Consecuencias de tener una madre emocionalmente ausente

Percibir a la madre como fría o inaccesible hace que falte un modelo o referente correcto o adecuado para aprender a manifestar el amor incondicional hacia uno mismos, y cuando falla este pilar todo lo demás se tambalea.

Una relación distante, fría o inaccesible hace que el niño carezca del pilar fundamental para crecer emocionalmente. La ausencia de esta relación puede traer consigo consecuencias importantes en el desarrollo como:

  • Sentimiento de rechazo. El niño considera que no recibe lo que necesita por parte de la figura de apego y se siente enfadado, traicionado, defraudado y solo.

  • Daños en la autoestima. Si se percibe la ausencia de la madre como un rechazo, el niño aprenderá que es eso lo único que merece y verá mermada su autoestima.

  • Problemas de nutrición. La percepción de una madre ausente puede ocasionar trastornos alimenticios como anorexia, bulimia, comer compulsivamente, etc.

  • Falta de confianza. Un niño que crece con una madre distante no sabrá que puede ser digno de ser amado o de tener atención. Crecen con la sensación de ser ignorados o criticados a cada paso que dan.

  • Incapacidad de reconocer virtudes. Los niños que crecen con madres distantes internalizan demasiadas cosas negativas que escuchan a medida que crecen. Son distorsiones que hacen que se vean de forma negativa y que lo extiendan a otros ámbitos.

  • Dependencia afectiva. No ha aprendido las habilidades sociales necesarias para poder solucionar sus problemas. Asimismo, tienen dificultades para expresar lo que sienten y son incapaces de una comunicación asertiva.

  • Problemas de salud. Hay estudios que demuestran que los niños con carencias emocionales se enferman de manera habitual.

  • Evasión afectiva. Las heridas que deja tener una madre ausente hacen que los niños evadan tener relaciones estrechas con otros por temor a ser rechazados (como lo hizo su madre) o por miedo a ser heridos. La evasión es a causa del miedo y la desconfianza hacia los demás y hacia uno mismo. Pueden sentirse demasiado sensibles.

Los adultos tenemos la responsabilidad de sanar nuestro pasado, aun cuando tengamos la percepción de que fue la madre quien nos hirió. Debemos cambiar el concepto con el fin de amarnos y respetarnos independientemente de cuales hayan sido nuestras vivencias con ella.

Hay que reconocer que la madre intenta hacer su mejor papel, pero no siempre lo logra más allá de su voluntad. Pero ahora que somos mayores podemos asumir que nuestra madre no tiene que ser perfecta (ni puede serlo) y además trae consigo sus propios condicionamientos emocionales según su experiencia.

A ella no podemos cambiarla ni tampoco nuestro pasado, pero sí podemos enfocarnos en nosotros mismos y trabajar desde el presente. Hay que trabajar el perdón, y reconciliarse con la imagen materna.

Cuando sanamos conductas autodestructivas y lacerantes empezamos a amarnos, ya no es necesario que mamá nos ame ni lo hagan otros. Dejamos de arrastrar las heridas provenientes del pasado.

Reconciliarse con la madre es reconciliarte con lo femenino que hay en cada uno y eso significa buscar sustento material y sobre todo amoroso y afectivo. En la medida en que uno se reconcilia con los aspectos relacionados con la madre interna, sanas la madre en uno mismo y por supuesto mejora la relación con tu madre física.

Trabajar con tu madre interna es acceder al inmenso manantial de amor y respeto por ti mismo.


Los adultos tenemos la responsabilidad de sanar nuestro pasado, aun cuando tengamos la percepción de que fue la madre quien nos hirió. Debemos cambiar el concepto con el fin de amarnos y respetarnos independientemente de cuales hayan sido nuestras vivencias con ella.


Hay que reconocer que la madre intenta hacer su mejor papel, pero no siempre lo logra más allá de su voluntad. Pero ahora que somos mayores podemos asumir que nuestra madre no tiene que ser perfecta (ni puede serlo) y además trae consigo sus propios condicionamientos emocionales según su experiencia.


A ella no podemos cambiarla ni tampoco nuestro pasado, pero sí podemos enfocarnos en nosotros mismos y trabajar desde el presente. Hay que trabajar el perdón, y reconciliarse con la imagen materna.


Cuando sanamos conductas autodestructivas y lacerantes empezamos a amarnos, ya no es necesario que mamá nos ame ni lo hagan otros. Dejamos de arrastrar las heridas provenientes del pasado.


Reconciliarse con la madre es reconciliarte con lo femenino que hay en cada uno y eso significa buscar sustento material y sobre todo amoroso y afectivo. En la medida en que uno se reconcilia con los aspectos relacionados con la madre interna, sanas la madre en uno mismo y por supuesto mejora la relación con tu madre física.


Trabajar con tu madre interna es acceder al inmenso manantial de amor y respeto por ti mismo.


6 (+1) Heridas emocionales por carencias de amor materno


La mayoría de las madres ama tanto a sus hijos que podrían dar sus vidas por ellos. Sin embargo, aunque sea un tema tabú, no todas las madres son amorosas con sus hijos. Hay madres que no comparten la idea de que la maternidad es lo más maravilloso que les ha pasado y son incapaces de mostrar amor, cariño y afecto a sus niños. Muchas, incluso, quisieran regresar el tiempo y cambiar la decisión de tener hijos.

Las consecuencias en la vida adulta de crecer sin amor materno pueden ser desastrosas. La ausencia de ese tipo de amor deja secuelas importantes en el desarrollo y personalidad del individuo. Le presentamos abajo las 7 principales:

1. Apego inseguro

Una madre amorosa y presente cría a un niño que se siente apoyado y comprendido. Este niño aprenderá que las relaciones entre las personas son afectuosas y estables, que el mundo es un lugar de oportunidades para ser explorado. Tiene un apego seguro porque está bien cuidado y sabe que puede contar con el apoyo de su madre.

Por otro lado, los hijos de una madre no amorosa, distante y emocionalmente inestable, desarrollan un apego inseguro, que puede ser:

Ambivalente: cuando el niño nunca sabe cuál será el comportamiento de la madre (a veces es cariñosa, otras grita y le maltrata). El apego ambivalente enseña al niño que el mundo de las relaciones afectivas no es confiable.

Evitativo: el niño desea el amor de la madre, pero teme las consecuencias porque esta sólo lo rechaza. El apego evitativo deja un terrible vacío en las necesidades emocionales del hijo.

Estos patrones de apego persisten en la edad adulta y afectan tanto las amistades como los vínculos románticos.

3. Baja inteligencia emocional

En los primeros años de vida, un niño aprende a gestionar sus sentimientos a través de la interacción constante con la madre. Los gestos y las palabras de la madre enseñan al bebé a calmarse cuando este está incómodo o llorando. Después, la madre tendrá un papel clave para ayudar a sus hijos a expresar sus sentimientos, nombrarlos y aprender a manejar sus miedos y emociones negativas.

Las personas que desarrollan un apego inseguro con sus madres no aprenden a regular sus emociones y por eso tienen una inteligencia emocional más baja que aquellos que tuvieron un apego seguro con la madre.

4. Falta de confianza en los demás

Al tener una madre emocionalmente distante, hipercrítica o poco fiable, el hijo aprende que las relaciones afectivas son peligrosas, inestables y que la confianza es efímera.

Los adultos que no han recibido amor de sus madres cuando eran niños crecen con la idea equivocada de que el mundo no es un lugar seguro y que las personas siempre están malintencionadas. Luego tiene una enorme dificultad en confiar en los amigos y/o en la pareja.

El hijo con apego ambivalente necesita validación constante de que la confianza está garantizada. Estas personas experimentan el amor como una obsesión, un deseo de reciprocidad y unión, altibajos emocionales y celos.” Cindy Hazan, psicóloga.

5. Sensibilidad extrema

El miedo al rechazo suele dominar el mundo interior de las personas que no recibieron el amor materno. Como están acostumbradas a ser siempre criticadas por la madre, cualquier comentario de los demás, hasta los más inofensivos, les afecta de una forma negativa.

Frecuentemente, los hijos no amados tienden a pensar demasiado, a rumiar y tienen problemas para gestionar sus emocione

6. Incapacidad de ver sus virtudes

Los individuos que tienen madres frías, hipercríticas y distantes, interiorizan todo lo malo que escuchan durante la niñez. Cuando adultos, son incapaces de ver sus propias cualidades. Si alcanzan un objetivo suelen pensar que fue casualidad. Siempre se comparan con los demás y se ponen en una posición de inferioridad. Son distorsiones que perjudican todos los ámbitos de la vida.

7. Replica el vínculo de la madre en las otras relaciones

Tendemos a sentirnos cómodos por lo que conocemos. O sea, a veces entramos y permanecemos en relaciones infelices porque nos son familiares. Según los psicólogos, las personas que no recibieron amor de sus madres a menudo entran en relaciones tóxicas y abusivas porque no conocen otra forma de amor.

Además, muchas mujeres que no tuvieron una relación sana con sus madres replican ese comportamiento con sus hijos, manteniendo el círculo vicioso activo en las próximas generaciones.


Si una persona no recibe la atención y el amor necesarios durante su infancia, es muy probable que acabe teniendo problemas emocionales y de personalidad que le impidan disfrutar de una vida plena. Por esa razón, cuando un niño tiene padres ausentes emocionalmente, puede crecer con dificultades para cultivar relaciones duraderas, padecer ciertos trastornos psicológicos y desencadenar estados anímicos volátiles.

Consecuencias de tener padres ausentes emocionalmente

Veamos de qué forma perjudica a los menores el hecho de tener unos progenitores distantes desde el punto de vista de los afectos:

1. Problemas con las relaciones interpersonales

Las experiencias de la infancia determinan en gran parte la forma en que interactuamos con los demás a lo largo de nuestra existencia. Si fuimos queridos y cuidados de manera apropiada, lo más seguro es que exhibamos esos mismos rasgos como adultos.

Pero si un niño se siente desprotegido y poco querido, es bastante posible que desarrolle aptitudes defensivas para salvaguardar sus sentimientos, como ser demasiado desconfiado.

Es muy posible, asimismo, que cuando crezca tienda a tener relaciones de corto plazo e inestables. Sin embargo, hay que decir que muchos son capaces de superar estas situaciones y se convierten en mejores personas que sus progenitores.




Cada situación es diferente y las variables en la vida de los hijos de padres emocionalmente inaccesibles también son muy distintas.

La psicóloga Marian Carrero, licenciada por la Universidad de Jaén, asegura que este estilo de crianza suele generar un desapego afectivo que produce inseguridad cuando el niño comienza a establecer relaciones interpersonales.

“Hay desconfianza y, por ello, la idea de proyectar una gran carga afectiva en alguien genera miedo a ser traicionado, a no ser reconocido o, lo que es peor, a sentirse ignorado”, menciona Carrero.

2. Miedo al apego y al amor

Aquellos que han crecido con padres ausentes emocionalmente se convertirán, con una elevada probabilidad, en individuos con dificultades para vincularse con los demás y recibir o demostrar amor.

Tamara Hill, especialista en traumas infantiles, cuenta en un artículo que mientras trabajaba en una fundación con víctimas de abuso, psicológico, físico y sexual, notó que a muchos les costaba mantener interacciones adecuadas con sus compañeros y con el personal del centro.

“La confianza es un componente importante del vínculo emocional positivo. Cuando el niño no ha experimentado el amor, el afecto y la protección de un adulto cariñoso, es más probable que desarrolle defensas o mecanismos de protección que lo mantengan separado de otras personas de alguna manera”, explica Hill.

3. Trastorno límite de la personalidad y narcisismo

El trastorno de personalidad narcisista (NPD, por sus siglas en inglés) y el trastorno límite de la personalidad (TLP) son dos alteraciones que a menudo surgen en el carácter de un menor que ha tenido este tipo de progenitores desafectos.




Los estados de ánimo inestables y emocionalmente frágiles, a menudo característicos del TLP, pueden provocar discusiones frecuentes, paranoia, culpas y agresión física o verbal.

Por su parte, los comportamientos egocéntricos y arrogantes del NPD suelen hacer que los niños se sientan distanciados de ese padre. Sin el tratamiento o la terapia adecuados, estos dos trastornos son fuente de desestabilización en el hogar y en muchas relaciones.

4. Egoísmo

Otra consecuencia frecuente de la falta de apego es que quien lo padece desarrolle un comportamiento egoísta. Hill cuenta que tuvo un paciente de 10 años que disfrutaba jugando en el iPad después del colegio. Sin embargo, dijo que su madre, quien sufrió abusos en su infancia, no le permitía jugar en su iPad con frecuencia.

5. Dependencia de sustancias nocivas

Para hacer frente al dolor y la tristeza, es bastante común recurrir a las sustancias adictivas como el alcohol y los estupefacientes. Por desgracia, el uso recreativo o prescrito de drogas se convierte en un hábito y el impulso de automedicarse puede llevar a la adicción.




Una vez que la persona se hace dependiente, todo se vuelve aún más complicado, ya que las relaciones, el empleo y otras áreas importantes de la vida ya no parecen tan relevantes.



 
 
 

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